miércoles, 22 de febrero de 2017

La seguridad de nuestros hijos en la escuela, es tarea de todos.


Ministro de Educación Guatemala

En los últimos días hemos recibido noticias muy tristes con relación a niños y jóvenes que han sido asesinados, maestros y maestras que han sido presas de la ola de violencia que afecta a nuestro país. Lamento mucho lo que está sucediendo, no entiendo cómo mentes enfermas se ensañan contra los niños para cortar sus sueños, ilusiones y su vida.  Tengo información que las familias de los niños recién asesinados provenientes de la Aldea Cerro Alto, San Juan Sacatepéquez, son de escasos recursos, lo cual aclara que la  verdadera razón para quitarles la vida, no está asociada al secuestro por pago de rescate. El caso de los niños de esta aldea, ha estremecido a toda la sociedad, debemos unirnos para brindar información y resguardo a los menores, crear alertas tempranas que permitan denunciar e informar sobre riesgos a los cuales pueden estar expuestos los niños y jóvenes. Reconozco que se realizan esfuerzos para brindar seguridad a los guatemaltecos, pero lamento que nuestra sociedad se haya vuelto  violenta en una forma  impresionante de unos años para acá. Estamos considerados como uno de los países mas violentos del mundo, vemos a diario hijos que golpean o asesinan a sus familiares, los niños son contratados como sicarios, las madres se deshacen de sus hijos recién nacidos o bien los asesinan, padres que violan a sus hijas o hijastras. Nos hemos convertido en una sociedad donde nuestras diferencias las resolvemos por la vía de la eliminación física, quitándole la vida a nuestro enemigo o en algunos casos ni siquiera es nuestro enemigo, es una persona que genera competencia, me cae mal o bien es exitoso y eso no lo resistimos. Algunos pagan por hacer el trabajo de quitarle  la vida a otro ser humano, esta situación que como sociedad vivimos no puede seguir así, debemos crear una cultura diferente, que enseñe a vivir en paz y armonía, a respetar al otro, respetar la diferencia, aceptar la crítica y la oposición, conocer límites, obligaciones y derechos, pero sobre todo, a respetar la vida.  Esa cultura debe ser nuestro ideal y la familia es la primera constructora de valores y principios sobre los cuales la escuela, la iglesia y la sociedad jugarán su papel de fortalecedoras de esas condiciones básicas, las familias no deben delegar esa responsabilidad a la escuela.  En la actualidad la familia no es la célula que fue, donde había integración, cuidado, educación, corrección y muchas otras condiciones. La situación cambió, la familia hoy está desintegrada. Necesitamos  de nuestro compromiso para garantizar la seguridad y la vida a todos, especialmente a nuestros niños, que merecen una vida digna, segura y de esperanza.         

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