miércoles, 13 de febrero de 2019

La amistad, una palabra que encierra sentimiento cuando es verdadera.

Común es escuchar decir: los amigos son la familia que tú escoges. Hay personas que reciben más consuelo, comunión, sinceridad y apoyo en los amigos y no en los familiares.  Yo particularmente no cambio a mi familia, mi madre, hermanos, sobrinos, esposa e hijos, familia política son mi consuelo. Sin embargo, valoro en forma impresionante a mis amigos, aquellos hombres y mujeres de quienes yo sé que basta con una llamada para que estén ahí, que se hagan presentes y que realicen enormes cosas por ayudarme. Conozco miles de personas, soy afortunado, sin embargo, son contados mis amigos y amigas. No escribiré sus nombres, pero ellos lo saben, ellos no están conmigo solo en las buenas, ¡están siempre! A veces no nos vemos pero sabemos que estamos al llamado, y en muchos casos, no mi llamado, sino el llamado de cualquiera de mis seres queridos, ellos resuelven, ayudan, consuelan, y no están gritándolo a los cuatro vientos. 

Tengo amigos y amigas que basta con que les pida un favor o que sepan que tengo alguna dificultad, para que cualquiera, con especial atención y delicadeza, me ayuden sin condición alguna. Y vale decirlo, no son amigos ocasionales, que dependan del puesto que yo tenga. ¿Han sabido ustedes de alguien que diga, esa persona es mi familiar o esa persona es mi amigo y cuando se le pregunta a la persona en cuestión, dice no conocerlos? Si son familiares nunca se hablaron, han sido distantes por diferentes razones, -porque en la familia también se discrimina, se descalifica, se aísla-  pero ahora como arte de magia, dicen que son familia o amigos, según sea el caso. Igualmente pasa con conocidos que, cuando hay interés en acercarse a alguien a quien levemente conocieron alguna vez, especialmente si les interesa algún favor, se acercan diciendo ser grandes amigos o echando en cara algo para obtener su cometido. También se da el caso de personas que olvidan a sus amigos o familiares, que no les gusta que los asocien con su pasado, humilde, sencillo y pobre. Olvidan sus raíces, se vanaglorian de su presente y ni mencionan sus raíces y su recorrido tortuoso. 

Menos que los haga sentirse orgullosos. Hoy que estamos muy cerca del día en que se celebra el amor y la amistad, no envío rosas, no hago llamadas telefónicas, ni invitaciones a comer, tomar un café o tener una amena conversación-pues mi tiempo no me lo permite, aunque me encantaría-pero, desde lo más profundo de mi corazón, expreso mi sentimiento de orgullo por los amigos y amigas que tengo, por la familia que Dios me dio, por la tranquilidad y seguridad de decir que soy enormemente dichoso por la vida, el amor y la amistad.