miércoles, 25 de julio de 2018

La educación bilingüe intercultural y el futuro


Ministro de Educación


Guatemala es un país con una riqueza en distintos ámbitos, su clima, flora, fauna, gente, cultura, idiomas, en tantas cosas somos extraordinarios. Cuando viajamos y vemos la realidad de otros países, nos damos cuenta que estamos sentados en el oro y no lo creemos o simplemente,   no lo sabemos.  He oído comentarios relacionados con que algo que le hace mucho daño al país, es la diversidad lingüística, dicen unos pocos, que no debemos enseñar en el idioma materno que eso es atraso, que debemos educar en idioma español.  

Esa limitada visión ha calado en muchas personas, que con aparente conocimiento señalan que en lugar de perder tiempo enseñando en los distintos idiomas, lo cual es in indicador de atraso y un gasto sin sentido, debemos enfocarnos en el idioma español y en inglés.  Quienes conocen la historia,- la verdadera- recordarán todas las atrocidades que se hicieron con los originales dueños de esta tierra, quienes además de despojarlos de sus pertenencias, les quitaron sus creencias y su idioma, recuerdan la castellanización en el currículo, y evidentemente los resabios todavía se expresan en algunas personas.  

En el marco de la búsqueda de la reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas, se han ido logrando algunas conquistas históricas, tales como la creación de la academia de lenguas mayas, los juzgados interculturales, los intérpretes en los juicios, el viceministerio de educación bilingüe intercultural, entre otros avances que aunque pocos, han iniciado el camino. La USAC,  debió pasar más de 300 años para crear la primera carrera con orientación bilingüe intercultural, ahora hay profesorados, licenciaturas y maestrías con orientación bilingüe intercultural, pero el paso costo darlo.  

El caso particular de la educación bilingüe intercultural, ha estado presente pero sin recursos, sin impulso, sin un verdadero compromiso. Hemos empezado algunas acciones claves, primero poner en la agenda básica la educación bilingüe intercultural con acciones claras. Triplicar su presupuesto fue  una de ellas, e iremos por más,  por primera vez, elaboración de textos en siete idiomas, guías metodológicas para la concreción curricular, también  la elaboración de  sugerencias curriculares, entre otras. Sé que algunos, criticarán sobre el tema, y respeto lo que digan, pero quiero cerrar esta columna, tratando de hacer valer algunas reflexiones simples. Imagínese que usted nació en Guatemala, vive en una comunidad rural, sus padres hablan el idioma del lugar, usted también, pero va a la escuela en su primer año, ve a un maestro a quien no le entiende nada, le habla en un idioma que no es el suyo, realmente tiene la opción de seguir con muchas dificultades o de salirse por que no aprueba y no entiende, no es porque no sea inteligente, es por otras condiciones y otras razones. Usted tiene el derecho de ser educado en su idioma, después aprender otros idiomas importantes, como el español, inglés u otros, pero es básico que sus primeros años – que son claves- los reciba en su idioma materno.  

Esto no es ideológico. Es por principio y por derecho.    

miércoles, 11 de julio de 2018

La familia y la educación: reflexiones

Oscar Hugo Lopez Rivas


En el pasado y seguramente en algunos sectores baja instrucción, todavía existen algunos estereotipos o creencias asociadas a la educación. Recuerdo haber escuchado a personas decir cosas como: “el hombre debía estudiar algo y la mujer no mucho”. El hombre la primaria completa, la mujer si mucho hasta tercero. También evaluaban ¿Para qué estudiar? ¿Por qué mandar a los hijos a la escuela?  En su lugar lo que hay que hacer es aprender a trabajar en el campo, eso sí es trabajo, estar sentado en una oficina hablando con la gente es solo pasar el tiempo, decían. También escuché decir que,  la escuela lo que hacía era descomponer a las personas.  

Alguien muy cercano me decía, para ir a la escuela y formarse realmente debe tenerse facultades especiales, yo no nací para eso, ni mis hijos, vos sí, porque tu papá era maestro.  Una vez una persona profesional me contó que él había logrado realizar estudios universitarios, producto de diferentes becas que le habían otorgado,   ya  había terminado una maestría, cuando su señora madre lo vio en el salón comunal del pueblo hablando con bastantes personas, desarrollando un taller. Después de terminada su actividad, llegó a su casa con su señora madre y ella le dijo: Hijo, qué pena y vergüenza sentiría tu padre-que había fallecido- que estés en pleno lunes, perdiendo el tiempo por favor deja de estar vagando, atiende  el terrenito que te dejo tu papá, el cual esta descuidado, anda a  trabajar, no seas vago. 

Eso de estar en la calle o  en las oficinas es una perdedera de tiempo. Lo conminó a irse a “trabajar de verdad”. Me pregunto, ¿cuántas personas todavía piensan así?, sé que la condición económica es la mayor causante de que familias no manden a sus hijos a la escuela, los niños y jóvenes a temprana edad deben sumarse al padre y a veces a la madre para ir a trabajar al campo, bajo la terrible explotación de algunos malos patronos. No es que no quieran o no les guste el estudio, es su condición terriblemente difícil que les impide continuar sus estudios.  Estoy consciente que la educación por sí sola no garantiza que tendremos grandes ingresos y mejores condiciones de vida, hay otros factores que se suman a esta situación, pero la educación sí es la condición básica que favorece el desarrollo de muchas competencias que pueden abrirle las puertas a las personas para lograr mejor estilo de vida, mejor salud, mejores ingresos, mejores condiciones de vida para los descendientes. No es cierto que la escuela solo es para algunas personas con facultades extraordinarias, la educación es un derecho para todos.

La familia es un factor clave para lograr la educación, no condicionemos a nuestros descendientes a que vivan la vida que nos tocó vivir a nosotros, hagamos que la realidad y vida de ellos sea diferentes, los mensajes, las actitudes que nosotros tengamos a favor de la educación de ellos son un factor clave,  para que exploten su inmenso potencial. Siempre lo he colocado como ejemplo, mi madre es una mujer que con solo tres años de instrucción, viuda a temprana edad,  hizo hasta lo imposible para que nosotros nos formáramos. Podía faltar la comida, cualquier cosa, pero la educación no. A su influencia le debo lo que ahora soy.

jueves, 5 de julio de 2018

La familia y la educación: reflexiones.


En el pasado y seguramente en algunos sectores baja instrucción, todavía existen algunos estereotipos o creencias asociadas a la educación. Recuerdo haber escuchado a personas decir cosas como: “el hombre debía estudiar algo y la mujer no mucho”. El hombre la primaria completa, la mujer si mucho hasta tercero. También evaluaban ¿Para qué estudiar? ¿Por qué mandar a los hijos a la escuela?  En su lugar lo que hay que hacer es aprender a trabajar en el campo, eso sí es trabajo, estar sentado en una oficina hablando con la gente es solo pasar el tiempo, decían. También escuché decir que,  la escuela lo que hacía era descomponer a las personas.  

Alguien muy cercano me decía, para ir a la escuela y formarse realmente debe tenerse facultades especiales, yo no nací para eso, ni mis hijos, vos sí, porque tu papá era maestro.  Una vez una persona profesional me contó que él había logrado realizar estudios universitarios, producto de diferentes becas que le habían otorgado,   ya  había terminado una maestría, cuando su señora madre lo vio en el salón comunal del pueblo hablando con bastantes personas, desarrollando un taller. Después de terminada su actividad, llegó a su casa con su señora madre y ella le dijo: Hijo, qué pena y vergüenza sentiría tu padre-que había fallecido- que estés en pleno lunes, perdiendo el tiempo por favor deja de estar vagando, atiende  el terrenito que te dejo tu papá, el cual esta descuidado, anda a  trabajar, no seas vago. Eso de estar en la calle o  en las oficinas es una perdedera de tiempo. Lo conminó a irse a “trabajar de verdad”. Me pregunto, ¿cuántas personas todavía piensan así?, sé que la condición económica es la mayor causante de que familias no manden a sus hijos a la escuela, los niños y jóvenes a temprana edad deben sumarse al padre y a veces a la madre para ir a trabajar al campo, bajo la terrible explotación de algunos malos patronos. No es que no quieran o no les guste el estudio, es su condición terriblemente difícil que les impide continuar sus estudios.  

Estoy consciente que la educación por sí sola no garantiza que tendremos grandes ingresos y mejores condiciones de vida, hay otros factores que se suman a esta situación, pero la educación sí es la condición básica que favorece el desarrollo de muchas competencias que pueden abrirle las puertas a las personas para lograr mejor estilo de vida, mejor salud, mejores ingresos, mejores condiciones de vida para los descendientes. No es cierto que la escuela solo es para algunas personas con facultades extraordinarias, la educación es un derecho para todos. 

La familia es un factor clave para lograr la educación, no condicionemos a nuestros descendientes a que vivan la vida que nos tocó vivir a nosotros, hagamos que la realidad y vida de ellos sea diferentes, los mensajes, las actitudes que nosotros tengamos a favor de la educación de ellos son un factor clave,  para que exploten su inmenso potencial. Siempre lo he colocado como ejemplo, mi madre es una mujer que con solo tres años de instrucción, viuda a temprana edad,  hizo hasta lo imposible para que nosotros nos formáramos. Podía faltar la comida, cualquier cosa, pero la educación no. A su influencia le debo lo que ahora soy.         

miércoles, 20 de junio de 2018

Día del maestro



Estamos a las puertas de la celebración del día del maestro, fecha que rinde homenaje a los profesionales más importantes en una sociedad. Esta celebración está ensombrecida ante la discusión pública y las acciones que los maestros organizados han tomado en torno a un nuevo pacto colectivo de condiciones de trabajo. 

Tema que ha polarizado a unos con otros, a quienes apoyan a los maestros y a quienes se oponen en extremo a que puedan tener un  incentivo económico, a través de un pacto colectivo de condiciones de trabajo.  Fuera de esa discusión, escribo estas líneas que resaltan el trabajo del docente,  de ese hombre o mujer que ha consagrado su vida a la noble función de generar aprendizajes, en busca del desarrollo pleno de los niños y jóvenes con quienes trabaja. La tarea del docente, debe entenderse que supera y  trasciende el desarrollo de aprendizajes, pues va más lejos. El docente tiene como función el resguardo y cuidado de los niños cuando son pequeños en los niveles inferiores,  así como el control, apoyo,  conducción y orientación de  la conducta de los más grandes.  Tiene una gran función que se relaciona con el desarrollo de la paciencia, puesto que el docente debe trabajar a diario con los malos hábitos y conductas que los niños y jóvenes aprenden en casa. Esa realidad le desarrolla grandes niveles de paciencia y tolerancia, puesto que hay estudiantes abusivos, irrespetuosos, agresivos y más, que a diario ofenden a sus docentes y ellos no pueden ni deben actuar de tal forma, deben respirar profundo y buscar las formas de reparar aquello que los niños y jóvenes traen mal desde el hogar.  

La situación no es solo esa, se agrega la difícil relación que los maestros tienen con algunos padres de familia, que no están de acuerdo con nada, a todo le encuentran peros, y agreden verbalmente a los maestros, los ofenden y en general los tratan mal. Esto es una muestra de lo que le corresponde hacer al maestro. Hay maestros consagrados que dejan su vida en las comunidades, que diariamente luchan por construir junto a sus alumnos un mejor futuro, esos maestros anteponen hasta su propia familia por su trabajo y su profesión.  Hace unos días una persona me comentó sobre la salud de un amigo maestro, me señaló que tenía un problema con su vista  y debía ser intervenido de urgencia, debía trasladarse del interior del país al seguro social en la capital, sin embargo, tenía pena que otra persona atendiera a sus alumnos, pues él ponía todo su esfuerzo y dedicación para hacer bien las cosas y pensaba que otro no haría lo mismo,  se resistía y su argumento era que no quería faltar a sus clases, no quería desatender a sus estudiantes, me pareció un verdadero ejemplo a señalar. Estoy seguro que hay miles y miles de maestros comprometidos, que luchan por ser cada día mejores, porque de ello depende el desarrollo de las personas a quienes forman. 

Felicitaciones  maestros en su día, Dios bendiga todo lo que hacen y cómo lo hacen. Seguimos comprometidos igual que ustedes, por dignificar su labor desde nuestro particular escenario.