Quiero
iniciar con la siguiente historia. “Había un niño quien cada vez que le preguntaban qué quería ser cuando
grande, siempre decía que deseaba ser maestro. Los padres y familiares le
preguntaban con bastante frecuencia para ver si había cambiado de aspiración.
Él se mantuvo, cuando le preguntaban las razones él decía con mucha claridad. Quiero ser maestro porque quiero ser como mi
profe Carlos. Él siempre viene temprano y aprovecha a saludar uno por uno a los
estudiantes, habla con cada uno, se preocupa por uno. Siempre está riendo, veo
que disfruta lo que hace, nos cuenta que en el tiempo libre está buscando
materiales e información para enseñarnos mejor y agradarnos. Lee, busca dinámicas para que aprendamos con
felicidad y agrado. Nunca le he oído que exprese una mala palabra. Todos lo
respetamos. Cuando él no viene porque está enfermo o por que pide permiso, la
clase completa, no es cierto que la clase, la escuela completa, está
triste.”
Muchas
veces uno ya no recuerda a las personas, pero ellas nunca lo olvidan a
uno. De ahí el pensamiento que dice que “el
buen maestro nunca se olvida y sus enseñanzas perduran toda la vida”. Estoy seguro, como maestro que soy, que la
principal satisfacción para ustedes nunca ha sido lo material, pues la
profesión docente no necesariamente representa una profesión que le dará un
mejor estilo de vida, por lo poco dignificada que está, pero eso sí, da lo que
ninguna profesión otorga, y que consiste
en ver la realización en sus alumnos; el que alguien los encuentre en algún
lugar se acerque con ustedes y les diga: “gracias maestro porque a partir de
sus enseñanzas yo logré tener éxito; gracias a sus consejos yo logré triunfar.
Maestro, yo recuerdo que me decía que yo podía lograr lo que me propusiera,
siempre lo llevé en la mente, y lo puse en práctica. Gracias por sus correcciones, por la
disciplina, por el ejemplo, todo eso sirvió para que yo triunfara.”
Guatemala
fijó el 25 de junio para celebrar el día del maestro. Una celebración que lleva implícita la
reivindicación del gremio magisterial, esos hombres y mujeres que han decidido
dedicarse a una de las labores más dignificantes y satisfactorias que una
persona puede elegir, la docencia. Esa profesión que dignifica, gratifica y
conmueve. Representa, el trabajar por y
para el desarrollo de otros. Significa entregarse, apasionarse, comprometerse
para dar a los demás la oportunidad de crecer y lograr sus propias metas. Ser docente
significa, convertirse en un estudioso permanente, apasionado por aprender y estudiar, prepararse día a día, desarrollar
los más altos valores ciudadanos, ser tolerante, paciente, comprometido y estar
dispuesto a ser modelo ante los demás. También el ser maestro lleva implícito,
cuando se ejerce el magisterio por vocación, estar dispuesto a todo por aportar
y cambiar nuestro entorno, desde madrugar, caminar, y viajar largos tramos.
Maestro
usted inspira usted, deja huella, usted
le cambia la vida a muchas personas.