Hace unos días, en una conversación
con mi hijo quien estudia primero básico, hablamos del gusto que él sentía por
ir al colegio. Indagando con más profundidad, le hice la pregunta ¿por qué te
gusta ir al colegio? su respuesta fue la siguiente: el colegio es un lugar en
donde paso la mayor parte del tiempo, ahí hay una socialización muy buena, todos se
respetan, se ven como iguales, lo hacen
a uno sentirse cómodo, aprendo mucho,
los profesores son amigos, ellos no gritan, ni castigan, sobre todo, generan
una buena relación. Igual actitud tienen todos los trabajadores del
establecimiento. Me continuó diciendo que le encantaba ir al colegio, porque en
el receso disfrutaban de un partido de futbol o un encuentro de ping pong. Disfruto
ese tiempo con mis compañeros expresó. Al abordar este último tema me hizo
recordar una historia asociada con él hace varios años en otro centro educativo
en donde él estudiaba. Recuerdo que debía comprarle al año varios uniformes,
especialmente pants y pantalones de
vestir, cada semana una de esas prendas la llevaba rota. La pregunta rutinaria
era, ¿qué hiciste para romperlo? la respuesta era la misma, jugaba con mis
amigos en el receso. Una vez le hice una comparación indebida y su respuesta me
dejó una lección para toda la vida. Él tenía un amigo que yo sabía que sus uniformes
le duran uno o más años, entonces le dije,
tu amigo cuida mejor su ropa, ¿por
qué tú no haces lo mismo? y me respondió. Sabes qué hace mi amigo en el recreo,
se para debajo de un árbol a vernos jugar, corta una rama y juega con ella, él quisiera jugar y disfrutar
como nosotros, pero sus padres le dicen
que no debe romper por ningún motivo su ropa. De lo contrario lo castigarán. Me
cuestionó diciendo, ¿quieres tú que sea feliz jugando y disfrutando mi receso?
o ¿quieres que sea infeliz cortando ramitas debajo de un
árbol viendo a los demás disfrutando de un especial encuentro de futbol? Mi
respuesta fue tajante, rompe más pantalones y disfruta tu recreo. Sé feliz hijo
que el tiempo no vuelve.
En realidad en la escuela o el
colegio debería generarse un clima especial en donde cada momento se disfrute,
aprovechar a aprender con ganas y entusiasmo, y
disfrutar el recreo para compartir con los amigos. Los amigos de mi infancia
son los más especiales y quienes mayores experiencias dejan grabadas en nuestra
memoria.
En conclusión mi hijo me dijo: el
colegio no solo debe ser para ir a estudiar,
sino un lugar especial y sublime
en donde cada momento de nuestra vida sea para vivirlo en plena felicidad.
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