En los últimos días hemos recibido noticias muy
tristes con relación a niños y jóvenes que han sido asesinados, maestros y
maestras que han sido presas de la ola de violencia que afecta a nuestro país.
Lamento mucho lo que está sucediendo, no entiendo cómo mentes enfermas se
ensañan contra los niños para cortar sus sueños, ilusiones y su vida. Tengo información que las familias de los
niños recién asesinados provenientes de la Aldea Cerro Alto, San Juan
Sacatepéquez, son de escasos recursos, lo cual aclara que la verdadera razón para quitarles la vida, no
está asociada al secuestro por pago de rescate. El caso de los niños de esta
aldea, ha estremecido a toda la sociedad, debemos unirnos para brindar información
y resguardo a los menores, crear alertas tempranas que permitan denunciar e
informar sobre riesgos a los cuales pueden estar expuestos los niños y jóvenes.
Reconozco que se realizan esfuerzos para brindar seguridad a los guatemaltecos,
pero lamento que nuestra sociedad se haya vuelto violenta en una forma impresionante de unos años para acá. Estamos
considerados como uno de los países mas violentos del mundo, vemos a diario
hijos que golpean o asesinan a sus familiares, los niños son contratados como
sicarios, las madres se deshacen de sus hijos recién nacidos o bien los
asesinan, padres que violan a sus hijas o hijastras. Nos hemos convertido en
una sociedad donde nuestras diferencias las resolvemos por la vía de la
eliminación física, quitándole la vida a nuestro enemigo o en algunos casos ni
siquiera es nuestro enemigo, es una persona que genera competencia, me cae mal
o bien es exitoso y eso no lo resistimos. Algunos pagan por hacer el trabajo de
quitarle la vida a otro ser humano, esta
situación que como sociedad vivimos no puede seguir así, debemos crear una
cultura diferente, que enseñe a vivir en paz y armonía, a respetar al otro,
respetar la diferencia, aceptar la crítica y la oposición, conocer límites, obligaciones
y derechos, pero sobre todo, a respetar la vida. Esa cultura debe ser nuestro ideal y la
familia es la primera constructora de valores y principios sobre los cuales la
escuela, la iglesia y la sociedad jugarán su papel de fortalecedoras de esas
condiciones básicas, las familias no deben delegar esa responsabilidad a la
escuela. En la actualidad la familia no
es la célula que fue, donde había integración, cuidado, educación, corrección y
muchas otras condiciones. La situación cambió, la familia hoy está desintegrada.
Necesitamos de nuestro compromiso para
garantizar la seguridad y la vida a todos, especialmente a nuestros niños, que
merecen una vida digna, segura y de esperanza.
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