Actualmente la educación ofrece a los niños más posibilidades de
acceso, hay más escuelas, caminos o
carreteras, becas y programas de apoyo, entre otros medios que permiten asistir
a la escuela. En muchos lugares hay aulas con pizarrones de fórmica y
marcadores de tinta. Existe un Currículo Nacional Base que orienta los procesos
formativos, algunos lo usan y otros no. Unos prefieren utilizar un texto
publicado por las empresas dedicadas a este
menester.
Los padres en algunos casos tienen formación y opinan en relación a
los requerimientos para la educación de sus hijos. Visitan las escuelas para
demandar mejoras en la calidad que se les ofrece, o bien denuncian malos tratos
verbales o físicos. Los docentes ya no pueden castigar ni sancionar a los niños
como antes, hay legislación que evita ese tipo de tratos.
Los recesos se viven diferente, los juegos son otros. El fútbol y básquetbol
siguen siendo comunes; sin embargo, hay otras actividades. Quienes tienen
celular lo llevan a la escuela y lo usan para enviar mensajes en WhatsApp, Facebook
y subir fotos a Instagram, entre otros.
Las tareas las hacen en muchos casos los padres; en otros, los
estudiantes utilizan internet para este fin. Algunos simplemente copian y pegan
información sin leer o analizar lo consultado. Los alumnos hacen varias cosas
al mismo tiempo: escuchan música, hablan por teléfono, chatean y hacen tareas.
Los alumnos todavía cursan mecanografía cuando el mundo actual
requiere habilidades en computación. Aunque hay más oportunidades para el nivel
medio, todavía no es suficiente la oferta. Son pocos los que estudian en este
nivel; quienes se gradúan y consiguen un
trabajo en la carrera que han finalizado, son los menos.
El pensum de estudios para el ciclo básico tiene 15 sub áreas; los
períodos de clases duran teóricamente 30 minutos, así que poco se puede lograr
con esas condiciones, y sí a eso le agregamos que no existen profesores
especializados para las materias, la situación se complica ya que cualquiera
imparte las materias sin la formación adecuada.
A pesar de estar en pleno siglo XXI, todavía hay desafíos básicos por
enfrentar. No solo basta con que los niños y jóvenes tengan oportunidad de
estudiar, es necesario que lo estudiado sea de calidad, y que su formación la
reciban en condiciones dignas y saludables.
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