Hace
muchos años que el censo escolar no se realizaba. Los docentes antiguos
recuerdan que al final de cada ciclo escolar efectuaban proyecciones de
inscripción del año siguiente y para el efecto eran obligatorias las visitas a
las familias.
Esta
vez no participaron todos los docentes por diferentes razones, entre ellas negativismo
y falta de compromiso o porque están ubicados en áreas peligrosas.
Gran
cantidad de educadores hicieron su trabajo con mucha responsabilidad; pocos me
imagino, nunca hicieron el censo escolar antes y expresaban que debíamos pagar
a personas para censar o que el INE se responsabilizara de esa actividad. Quien
no quiere hacer su trabajo, siempre busca excusas de cualquier tipo.
El censo
escolar con participación de los docentes es una enorme oportunidad, no solo
para planificar el ciclo escolar siguiente, sino para conocer la comunidad, la realidad de las
familias y enterarse de los recorridos que los estudiantes hacen diariamente para
asistir a la escuela.
Me
llamó la atención el caso de un maestro que luego de realizar el censo escolar,
expresó: “he sido muy inconsciente con mis alumnos, cuando finalizo mis
actividades, los dejo encargados de
hacer la limpieza mientras voy a mi casa. Me di cuenta que deben caminar hasta tres horas para llegar a la escuela,
entonces pensaba que, mientras yo almuerzo plácidamente en mi casa, los niños
todavía están limpiando la escuela. No volveré a hacerlo, debo ser consciente
de la realidad de ellos”.
El
censo escolar se realizó en 12,850 comunidades; se identificaron 141,000 niños
entre las edades de 6 a 15 años. Huehuetenango, San Marcos y Quiché fueron los
departamentos con más niños fuera del
sistema; 73,000 niños nunca han asistido a la escuela; 68,000 alguna vez asistieron
y 6,000 niños con capacidades especiales no asisten.
Las
principales causas de la no inscripción son la pobreza y el desinterés. Observé las fotos de docentes en todo el país
que con gran responsabilidad y vocación visitaron a su comunidad. Reciban mi
felicitación y mi reconocimiento por tan especial actitud. Esos son los
docentes que necesitamos: comprometidos y vinculados con la comunidad,
conscientes que su tarea no solo está en el aula, sino, tiene que ver con la
vida de los niños.
Felicidades
buenos hombres y mujeres que se dedican al magisterio, de ustedes nos
enorgullecemos y juntos seguiremos trabajando por la educación del país.
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