Ayer se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, fecha insigne
de lucha, esfuerzo y reivindicación de los derechos de las mujeres. Los motivos para que se declarara el 8 de marzo
como el Día Internacional de la Mujer tienen carácter social y político, están
relacionados con la búsqueda de la igualdad, dignidad y equidad de la mujer, la
paz y la justicia en la sociedad.
Uno de los motivos que se tomó como símbolo tiene que ver con la muerte de más de 100 mujeres calcinadas al incendiarse
la fábrica de textiles “Triangle”, en Nueva York, a inicio del siglo XX. Este acontecimiento
obligó a realizar varios cambios importantes en relación con la seguridad laboral
y otros aspectos claves; también a partir de este hecho surgió el mayor de los
sindicatos de mujeres trabajadoras de textiles.
Han pasado ya más de 100 años del trágico acontecimiento y la lucha por los derechos de igualdad
continúa firme. Algunas sociedades han avanzado significativamente; a otras
todavía les falta lograr conquistas importantes para la dignificación de las
mujeres.
Por primera vez la
celebración tuvo lugar el 19 de marzo de 1911 y posteriormente varios países
adoptaron fechas distintas, hasta que a partir de 1975, promovido por la ONU, quedó
el 8 de marzo para conmemorar este día.
Los aspectos positivos con el pasar de los años y las conquistas
relevantes de la lucha de las mujeres son: el derecho a emitir su voto, acceso a
educación y formación profesional, a realizar
trabajo remunerado, ocupar cargos
públicos y a la no discriminación laboral, entre otras.
En la sociedad guatemalteca aún quedan muchos retos, entre ellos: superar
la exclusión, promover la participación
de la mujer en todos los campos, la igualdad de género y el empoderamiento de
la mujer, así como su desarrollo pleno.
Debemos asumir el compromiso de luchar permanentemente para que la
realidad de la mujer sea distinta, que alcance mejores niveles y condiciones de
vida. El sistema educativo es
prioritario para que las mujeres, tengan
más oportunidades de estudio y permanencia en la escuela, que reciban una
educación que transforme sus vidas, con calidad
y pertinencia, que se formen para un trabajo digno y decente, así como se
aseguren condiciones óptimas para su salud y seguridad integral.
El sistema educativo constituye el medio más seguro y viable para
que tengamos una sociedad justa y equitativa.
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