Escucho en
múltiples ocasiones que la educación es pilar para el desarrollo, que con educación
lograremos cambiar el rumbo de nuestra vida y de nuestra familia, que un pueblo
educado progresa, que invertir en educación
es invertir en el futuro. Estamos claros que la educación es
fundamental, necesaria y clave para alcanzar una sociedad desarrollada. Debemos
preguntarnos: ¿qué tipo de educación queremos? ¿cuánto cuesta esa educación? ¿cómo
debe ser esa educación? La educación es un proyecto
político de la sociedad, con ella estamos formando los ciudadanos que queremos:
beligerantes, críticos, responsables, activos, transformadores o al contrario,
obedientes, acríticos, consumidores o
productores, creadores o reproductores, pensadores o seguidores. Por medio de
modelos educativos que se desarrollan en los países, que parten de ideologías o
fundamentos filosóficos de común consenso hacia el logro de los grandes
desafíos que pensadores, políticos u otros actores definen como lo ideal, la
meta o la aspiración que desean que sea esa sociedad, usan el sistema educativo
como el medio para lograr esa aspiración. Países que luego de guerras que han
destruido su infraestructura y tejido social, han tenido que revisar con
profundo análisis el camino a seguir para resurgir con más fuerza,
convirtiéndose en potencias en todo sentido. Ejemplos como: Japón, Corea del
Sur, Corea del Norte, Israel, Cuba, entre otros. Ellos han visto la necesidad
de cambiar el rumbo que ha de seguir su sociedad. Esas sociedades- como los lectores
podrán apreciar- son sociedades capitalistas, socialistas o comunistas, pero
todas tienen en común el modelo educativo que implementaron, que les dio la
orientación ideológica, filosófica y política que sus líderes deseaban
imprimirle a la sociedad. Esa orientación no se logra de la noche a la mañana,
es resultado de diseño, planeamiento, implementación, dirección y evaluación de
procesos a mediano y largo plazo, son décadas y siglos los que llevan a lograr
la sociedad que se aspira. En Guatemala necesitamos que con valentía y acuerdos
de los diferentes actores trabajemos por
la sociedad que aspiramos, el modelo
educativo para lograrlo, la escuela en donde se desarrolle ese modelo y el
perfil de profesor para lograr esa aspiración. No es cosa fácil, pero sí muy necesaria, es
todo un desafío en el tiempo pero hay que iniciar el reto, poniéndonos de
acuerdo en lo que deseamos que sea este país. El momento es ahora.
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